En un informe del diario Gestión
se aprecia esto. En él se comparan los precios de los medicamentos con el
espejo de siempre: Chile. Así, en el sector privado, el precio unitario medio
de un medicamento genérico es de 1 dólar; aquí se paga 2 dólares. En el sector
público no hay mucha variación: los genéricos cuestan 50 centavos de dólar.
Esto se extiende a los medicamentos de marca. Chile tiene el precio promedio de
5 dólares y Perú tiene la media de 8 dólares.
Esta situación ha generado
malestar en los usuarios, y con razón. Ya en pasadas ediciones se vieron los
altos precios a pagar por medicamentos de enfermedades de difícil tratamiento (un
inyectable para una enfermedad renal, Paricalcitol, tenía el precio de S/. 11.5
y en farmacia tenía el costo de S/. 82. 41. Mayor información: http://m.gestion.pe/movil/noticia/2058827).
Ante esto, diferentes autoridades públicas han tocado el asunto con fines de
solución. Las mesas de trabajo realizadas en el Congreso de la República son
unas de las más emblemáticas pruebas. En este aspecto, hace poco un congresista
de la Comisión de Salud, Héctor Becerril, presentó un proyecto de ley que
“declara de interés nacional la creación de un organismo regulador de los
precios y del mercado de medicamentos en el Perú”. Entes reguladores del precio
de medicamentos existen en países como El Salvador, Nicaragua, Guatemala,
Venezuela, etc.
El miembro de Fuerza Popular,
previendo reacciones, expresó que su intención era “regular mas no controlar” y
que, al igual que en energía eléctrica y agua potable, el Estado bien debería
plantearse el mismo propósito. Todavía no tenemos noticia de la aprobación de
este proyecto, pues recién en esta semana la Comisión sesionará.
Por otro lado, quien también se
ha mostrado preocupado y ha propuesto cautelosas medidas es el jefe de la
Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), Pedro Yarasca.
Comentarista de las comparaciones de precios binacionales, el jefe del Digemid
opina que este año impulsará una “fuerte y decidida” campaña para la promoción de
medicamentos genéricos. “Estos son tan efectivos como los de marca”, sostuvo a
Gestión. Asimismo, indicó que otra forma de contrarrestar el problema es
transparentar la información de precios, tanto de los establecimientos de salud
públicos como privados. De esto se desprende: los precios se mantendrían, solo
que esta vez sí estaremos informados de las ofertas. Punto para los genéricos.
¿Proyecto inconstitucional?
El proyecto de la ley de Becerril
no sería viable y esto parece saber el jefe del Digemid por su forma de abarcar
el problema. La razón la encontramos desde el medio jurídico. Consultado por el
proyecto de ley, el abogado Ivo Gagliufi del estudio Lazo, De Romaña y
Gagliufi, concluyó que de esta manera se atenta contra la Constitución pues
existe un Decreto Legislativo –el 757- que “garantiza la iniciativa y la
inversiones privadas en todos los sectores de la actividad económica”. Menciono
además- y esta es respuesta frecuente- que hay que tomar con cuidado el
entuerto, pues el producto que entra al país pasa por años de investigación,
trámites y situaciones arancelarias que, naturalmente, tienen sus costos. Por
su parte, José Enrique Silva, presidente de la Asociación de Industrias
Farmacéuticas (Adifan), rebate: “Pese a que en Chile los controles para
ingresar medicamentos a su mercado son más rígidos, los precios de estos siguen
más bajos que en Perú”. ¿De qué hablamos entonces? ¿Honorarios médicos,
exámenes y laboratorio, entre otros servicios de salud, explicarán esto? En
otro aspecto, el decano de la facultad de economía de la UPC, Carlos Adrianzén,
fustiga la iniciativa legislativa de Becerril. Vista como claramente estatista,
la iniciativa recuerda los peores momentos del estatismo de los setenta, a su
entender. No obstante, reconoce que hay desarreglos en el tema de los
medicamentos y dirige sus críticas al INDECOPI por no dar pruebas del contexto
que se vive en ese sector de salud: ¿existe negociación de precios entre las
farmacéuticas y centros de salud? ¿Son transparentes los precios? No hay
respuestas seguras en esto: tal es la prueba de la decadencia del INDECOPI,
aseguró Adrianzén.
Por lo pronto, y ante la aparente
imposibilidad de poner en entredicho el DL 757, una de las soluciones, venida
desde los mismos gremios farmacéuticos, apunta a la autorregulación. Esta más
popular que las anteriores. El escenario no parece tan claro. Resultará de gran
valía, por ello, observar con atención las Mesas de Trabajo del Congreso:
lugares donde se debaten las medidas a adoptar para revertir el contexto actual
de la salud peruana.
Vía: El Comercio, Gestión
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