jueves, 9 de mayo de 2013

Básico de la PUCP en la picota: mentiras, coyunturas y soluciones de un problema universitario


Un documento de los Representantes Estudiantiles ante la Asamblea Universitaria (REA) de la PUCP presentado hace algunas semanas dio a conocer el sospechoso y polémico accionar de los comedores de las facultades de Letras y Arte por incumplir sus contratos establecidos. Las infracciones de estos dos establecimientos consisten en ocultar la cantidad de oferta del plato Básico (el cual cuesta S/. 3.60) a pesar de que hay una gran cantidad de ellos que todavía no han sido vendidos. Una de las respuestas más sonadas de parte de los comedores es que los platos no se venden. La fiscalización de los REA permitió saber que esto no es factible pues, gracias a la oportuna denuncia, la restitución de la venta, horas después de la decisión de no vender más de parte de los comedores, tuvo amplia demanda de los estudiantes, lo cual desbarata la tesis de la escasez de comensales. Cabe mencionar, asimismo, que este tipo de argumento fue utilizado para que el plato económico que costaba S/. 1.80, fuera sacado del menú. Este plato era el salvavidas de los estudiantes con menos recursos.

La problemática ha descubierto un problema mayor. El número de estudiantes de la PUCP ha aumentado considerablemente (23,083), no siendo igual el crecimiento de los servicios (fotocopias, alimentos, etc.). Los documentos presentados por los órganos de representación estudiantil declaran que las autoridades universitarias priorizan gastos de infraestructura e investigación. Ciertamente, son enfoques válidos y con un efecto positivo en la población universitaria, pero dejar de lado la calidad de los servicios perturba el desenvolvimiento estudiantil. Quienes cargan con el problema son las empresas, dada la limitada o ausente inversión en esos rubros. Así tenemos congestiones en los comedores a la hora del almuerzo, consecuencia de la política de la empresa de tener a un solo empleado para no perder rentabilidad. Lo mismo sucede en los servicios de fotocopiadoras. No todo es culpa de los cachimbos como traviesamente gustan decir algunos.

Esta suerte de abandono de parte de las autoridades ha devenido, también, en una reducción de la calidad de la comida en los comedores y el mentiroso racionamiento de platos como el básico-que más críticas y enfados ha suscitado en el cuerpo estudiantil por estos días-. En un contexto de constante subidas de la boleta, que ya llegan a niveles impagables (sería interesante un estudio que toque el tema de abandono temporal o definitorio de este centro de estudios), el problema abordado se hace más amenazante.

La exposición de la situación de las empresas nos permite comprender la línea de hechos que han venido siguiendo. No obstante, esto no justifica su proceder. El caso del comedor de arte, en la fiscalización realizada por los REA, es el más resaltante: en el momento de la intervención se había dejado de vender básicos cuando aún faltaban vender 249. Esto de un total de 500. El móvil es obvio: pretenden que el estudiante compre el plato siguiente, el de menú, que tiene un precio que está cerca de ser el doble (S/. 6.70), 

Los REA, en trabajo conjunto con la Federación de Estudiantes de la PUCP, han presentado su queja. Entre ellas solicitan que retorne el plato económico, a la vez que se aumente el número de operadores de las cajas. La sanción a los concesionarios de los comedores es un hecho descontado en el informe de ellos.
Del mismo modo, esta coyuntura ha reavivado el dormido activismo estudiantil. El 17 de mayo se ha convocado a un plantón estudiantil para exigir a las autoridades la puesta de una solución a este crítico problema. Diversas agrupaciones estudiantiles han apoyado la actividad y se prevé una masiva afluencia del estudiantado. La FEPUC coordina hasta el momento esta iniciativa.

En tanto, otro tipo de actividades buscan generar conciencia de este embrollo en el estudiantado. El día de hoy, se realizó con singular éxito una impensable olla común en el comedor de letras. Con el lema de “Un día sin comprar el básico-protesta y propuesta”, la  actividad impulsada inicialmente por el Círculo Alberto Flores Galindo, tuvo mucha acogida de parte de los concentrados alumnos de la universidad. En crucial semana de exámenes, los alumnos respondieron con su participación. El fin, a decir de los estudiantes, era una protesta pacífica no exenta de humor y buena onda, como se dejó ver en los rostros de quienes acudían a servirse un suculento y solidario platillo de carapulcra, potaje estrella el día de hoy.

Cada asistente, en apoyo de la causa, dejaba algunas monedas. Rápidamente reunidas se procedía a comprar bebidas para refrescar las gargantas y pasar un rato de conversación y concientización. Algunos sheriff’s y curiosos trabajadores de la cafetería se acercaban oteando la actividad. Incluso hasta se animaban a tomar fotos al mejor estilo de quien busca “capturar” un acto particular. Las invitaciones a servirse un platillo fueron gentilmente rechazadas. Era, pues, hora de trabajo.

El saldo fue positivo pese al comprensible reducido número de estudiantes. La semana de parciales, ciertamente, ha sido gran rival a los ratos de ocio. Vemos, no obstante, en estos contextos indicadores de que se está incubando una perspectiva diferente en el estudiante. Una óptica distinta que aguarda intereses reivindicativos y de interés común. Saludamos desde aquí tamaña perspectiva y esperamos que la actividad del 17 tenga los mejores resultados. Todo, obviamente, con el fin de que la comunidad universitaria siga en su propósito de cambio benéfico para la sociedad.


09'05'13

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