Hay una canción de Diego Torres y
Vicentico. Se llama Usted. Entre sus letras se encuentra una parte que dice “usted
me hizo enfrentar con lo peor de mí”. Por supuesto, esta canción romántica nos
remite a una mujer. Una mujer que reveló los lados más débiles de la persona.
Pues bueno… a manera literal podría definir el 2012 como tal mujer. Y sí.
Particularmente a mí me gusta
desentonar a veces, hacer algo distinto. Leo algunos balances de año nuevo
entre mis amigos y me asaltan dos sentimientos. Uno de alegría porque a estos
muchachones les ha ido de lo más bien, se han realizado, enfrentaron o jugaron
con la vida y ahí están con senda sonrisa. Otro, más perezoso, que no sé si
llamarlo envida o una rara admiración (caras opuestas). Conforme lean estas
líneas sabrán el porqué del inicio del párrafo y de lo inmediatamente anterior.
Varios amigos alegremente
describen lo que fue su balance de año. Qué bueno. Me motiva mucho saber que el
origen de su efusividad es la de lograr sus planes vocacionales, haber viajado
y conocido nuevas experiencias y amistades. Eso es lo que me agrada.
En cuanto a mí fue un año de lo
más difícil, como si Pandora haya abierto su caja y espíritus desbordados
salieran. No exagero cuando digo que fue un año difícil pues esto que digo se
dio a lo largo de todo él. Leía ayer Los Miserables. Había una parte en que se
dice “afortunada o lamentablemente el hombre tiene la capacidad de resistir el
sufrimiento”. Quizá esa frase me define de alguna manera. No quiero aburrirlos,
pero internamente sufrí. No voy a mentir tampoco, creo que sufro. En suma,
señores, me topé con lo peor que hay en mí. Eso me resume, y después de largos
doce meses di cuenta de que es muy aburrido andar con esa cadena del sufrimiento
(vaya aprendizaje). Tantas cosas delante de cada uno por vivir, gozar, disfrutar,
lamentar y uno enclavado en su miedo interno. No vale la pena. Propósito de lo
que se viene en adelante: cambiar radicalmente ello. Ni más ni menos.
Y si sabiamente dejamos eso de
lado les diré que fue un año esplendoroso (lo ideal es ser un partícipe
integral de lo que te sucede, pero visto que en mi caso no se puede, da igual,
acá lo expongo). Reí a carcajadas, escuché la mejor música, salí a marchar,
pasé inolvidables veladas al lado de personas sinceras, conversé, me caí,
tropecé feo, me levanté de la cama entre disgustos, empecé el día con miedo, absorto, pero
la voluntad salía de inhóspitos lugares a mi ayuda, surfee (hermoso mar), hice
parkour, me fui pal’ interior, donde conocí excelentes personas y logré
abandonarme a la belleza de un firmamento abundante en estrellas (viaje en tolva
de camión desde Paucartambo a Cusco),
leí a Galeano y su prosa de otro mundo, al Amauta- creo que leí mucho-,
escribí, bajo paternal presión de mi viejo, logre que aclimatarme al mundo del
teclado y esbozar lo que desde mi mente se piensa, me indigné, pataleé, sonreí,
corrí, dialogué, grité, fui insultado e insulté, dos mujeres se cruzaron en mi
camino, una que reencontré y otra que encontré, las dos hermosas, las dos
distintas, las dos como me gustan, las dos que recuerdo, si hablamos de amor,
escuché atentamente al amigo Cabral, “el amor solo cambia de nombre” (atento,
enamoradizo) y más…
Camino a reconciliarme conmigo
mismo (usando un propósito de Hesse), pues el problema de este año me perdió un
poco, buscare deshacerme de eso que
tanto mal me hace. Le leí a mi pata Samir que un año de dificultades es un buen
maestro. Será… Ha sido un año en el que a nivel personal me fijé solo en lo
negativo de mí y de los demás. Basta ya. Hay mejores formas de ver la vida.
Para terminar, no es tanto culpa
del año (como probablemente se dejó ver al empezar este corto testimonio) sino
de cada uno. Lo han dicho muchas personas, el ser humano tiene toda la
oportunidad de reivindicar su destino. ¿Que si la vida jode? Pues claro. Pero,
loco, tú tienes las riendas. En cuanto a los balances, y aunque ahora este
faltando a la palabra, será mejor como hace Víctor Delfín, el artista: una
autocrítica del día a día. Dedicarse con amor a lo que hacemos y dejar de lado
negatividades. Vivir como si fuera nuestra última oportunidad (vean EL derecho
al delirio de Galeano), porque no sabemos si estaremos mañana… Feliz año.
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