De primer momento, conocemos que
el anónimo autor de la segunda página nos habla sobre esta nueva movida en las
AFP’s que significará una sustancial mejora para los aportantes. Las comisiones
han sido reducidas grandemente y eso supone un alivio para los trabajadores,
los que, por cierto, no gozan de los mejores sueldos ni los mejores beneficios
laborales. La imagen que acompaña tales líneas grafica plenamente el espíritu
que se vive en el Parlamento: tres monos ante un micrófono. Eso es pues el
Congreso: un circo.
Seguimos con la infaltable
entrevista de un periodista que, en lo particular, se perfila como uno de los
mejores del medio peruano. Inteligente, oportuno y divertido, Emilio Camacho ya
se ha ganado un lugar en ese generalmente superficial mundo del periodismo made
in Perú. Sus acertadas preguntas y el modo en que relaciona temas, que hacen de
ello una buena entrevista, así lo declaran.
En esta oportunidad, Emilio
Camacho desvistió a Alejandro Toledo. Lo hizo ver tal cual es: débil de
argumentos, aburrido en su perorata liberal, un fiasco como “líder” partidario
(se declaraba líder del partido pero se echaba grasito en cuanto a fiscalizar a
los congresistas que aprobaron la sucia elevación de gastos de representación
congresales) y sorprendentemente hábil para no sustentar una posición. Es de
antología esto que dijo: “La peor decisión que puede hacer un líder, un
alcalde, un presidente regional, es la decisión de no hacer una decisión”.
¿Cómo se come eso, señor ex presidente? Fue en extremo risible cuando en una
parte de la entrevista el “cholo sano y sagrado” hablaba de su buena pro para
que haya voces opuestas dentro del partido, de cómo un “líder” (insisto en las
comillas) debía de sobrellevar una opinión diferente dándoles escucha y
asimilándolas. Ante este rapto que bien se puede calificar de mofa (no por lo
que dijo, sino por lo que se ve en la realidad), Camacho da la estocada: “Y le
han hecho bastante caso porque han votado a favor de los gastos de
representación a pesar de que usted está en contra”. Toledo respondió, como
supuesto buen político. Ideal hubiese sido un silencio, pero bien se sabe que
eso no está permitido que nuestros políticos reconozcan errores propios. Así, si uno lee la entrevista, entenderá
perfectamente cómo es que el humorista Carlos Álvarez se mofaba de él cuando
estaba en el gobierno (toda vez que uno no haya seguido los pormenores de la
etapa de Toledo en Palacio, que es mi caso).
Dos relatos aparecieron hoy entre
las páginas del suplemento. Uno de la escritora española Almudena Grandes que
relata, de modo conciso, la historia del pequeño Manuel, su aventurero y
heterodoxo tío Manolo, las esterlicias por este plantadas. Un relato de
aspiraciones infantiles ante el ejemplo del familiar que deslumbra con sus
actos, los hechos de siempre que suceden en casa y el desarrollo estético de
una planta exuberante de belleza. Relajante cuento.
En el otro extremo, que así lo
llamo, podría ubicar al ganado por el joven escritor, Erick Garay. Les cuento
un poco cómo di con él.
Mi viejo estaba en el mueble con
el periódico en mano. Ante mi aparición, me hace un llamado, me acerco y me
refiere una noticia. Me dice que el segundo apellido del joven que ha ganado un
premio escolar de cuentos es Solórzano, nuestro apellido. Un incierto o
inconfundible sentimiento de orgullo se deja notar en el aire. Yo me retiré, pues tenía cosas que hacer. Al
rato regreso a la sala, y mi viejo me toca el tema del joven escritor con
similar apellido al nuestro. Ha leído su cuento y le parece asqueroso,
repugnante. Pensé que exageraba, pues a veces lo hace. Acabo de leer el cuento
hace un rato, y le doy la razón.
Un plan peligroso se llama el
cuento ganador. Uno lo lee y, en efecto, te atrapa. Cortázar estaría contento
con este relato pues es corto y efectivo, seco como un knock-out. Pero
preguntémonos por qué. La trama transcurre en la escuela. Un grupo de muchachos
decide cometer un asesinato hastiados de las continuas transgresiones de la
directora. El mejor modo de solución es la muerte. Una muerte calculada y
pensada para ofrecerle el mayor dolor a la abusiva autoridad de colegio. La
forma en que el narrador nos adentra en la historia es desesperadamente
espeluznante. Risas, sonrisas, pensamientos ajenos a la escena de horror que se
suceden frente a los escolares nos llevan a tal conclusión. La conjunción entre
inocencia infantil y desquiciantes pensamientos da como resultado una
perturbadora ficción que finaliza en solo haber sido un pensamiento: “Tal vez
los mejores sucesos de uno en la escuela ocurren en nuestra mente”, se dice en
el cuento. Mientras uno pensaba con el escote de la profesora de inglés, otros
piensan con muerte, y en su peor versión.
Síntoma de los tiempos, la violencia se va despuntando, se hace más corriente. No quisiera que se entienda el fastidio de quien escribe como un modo de censura. El relato es bueno en cuanto te adentra y te hace experimentar diversas sensaciones. Ese es uno de los puntos fuertes de la literatura, aunque estas sean tediosas. Acá el asunto es el cómo. Si el hombre posee dos pulsiones, las de vida y de muerte, hoy el premio merecedor fue para el segundo. En un ambiente caldeado por la violencia, los despropósitos letales y la ausencia de escrúpulos, el lado artístico de un alumno ha sigo ganado por lo oscuro. No lo sé, a mí me disgusta la idea.
Síntoma de los tiempos, la violencia se va despuntando, se hace más corriente. No quisiera que se entienda el fastidio de quien escribe como un modo de censura. El relato es bueno en cuanto te adentra y te hace experimentar diversas sensaciones. Ese es uno de los puntos fuertes de la literatura, aunque estas sean tediosas. Acá el asunto es el cómo. Si el hombre posee dos pulsiones, las de vida y de muerte, hoy el premio merecedor fue para el segundo. En un ambiente caldeado por la violencia, los despropósitos letales y la ausencia de escrúpulos, el lado artístico de un alumno ha sigo ganado por lo oscuro. No lo sé, a mí me disgusta la idea.
En el marco de muerte y violencia
se inscribe una reciente publicación del periodista disidente chino, Yang
Jisheng. Esta versa sobre un funesto periodo para ese país del lejano oriente
durante los años 1958 y 1962 bajo el llamado “Gran salto hacia delante”
impulsado por el líder comunista chino Mao Zedong. Los 36 millones de muertes,
según la investigación de Jisheng, o las 45 millones de asesinados, según el
historiador holandés Frank Dikotter, que dejó como saldo este salvajismo
ideológico no deja dudas sobre la inaceptabilidad de los totalitarismos de
diversa índole.
Hace unos meses conversaba con un
tío stalinista sobre política internacional junto a un amigo. Cuando le comente
de las millones de muertes ocasionadas en los gulags rusos, a la sazón
dirigidos por Stalin, la única respuesta que recibí de parte de él fue: “así es
la política, cholito”. Y es que el enceguecimiento producido por la ideología
más una férrea creencia en la violencia da como resultados atrocidades como las
señaladas arriba.
La nota es una crítica a la
cúpula que gobierna china en estos momentos, esa que dice que las muertes
acaecidas se deben a la naturaleza. Ojalá haya mayor difusión. Escucho que la
economía peruana depende en gran manera del gran dragón chino y hombres que
ocultan semejante barbarie están en el poder. La ética en el subsuelo. Estamos,
en efecto, en un mundo de miércoles.
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