1
No es duro de corazón, pero en su muro de aquella red social
pone o música metal o reflexiones sobre su vida diaria (generalmente salpicadas
de “crítica social”) o algún meme que alborote el gallinero. Todos ellos un
desahogo, una burla o un señalamiento. Es tanta su seriedad y celo por su “imagen”
que, pese a lo dicho anteriormente, ha bloqueado cualquier forma de que
extraños o amigos publiquen en su muro. Así es él: algo serio. Pero el año pasado
tuvo, como todos, su quince minutos, y poniéndole un alto a los mensajes
publicados reñidos con los “sentimientos” publicó lo siguiente. En español y en
griego para que vean lo rebuscado que es.
Aunque hablara todas
las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como
bronce que resuena o campana que retiñe.
Aunque
tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más
elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el
amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo,
pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.
El amor
es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se
infla.
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por
la ira y olvida lo malo.
No se alegra
de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta
todo.
El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser,
callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado.
Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías
también son algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado
desaparecerá.
Cuando era
niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice
hombre, dejé de lado las cosas de niño.
Así también en el momento presente vemos las cosas como en un
mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora
conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
Ahora,
pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de
estas tres es el amor.
1ra Carta de Pablo a los Corintios, 13
2
Veía cómo Robert de Niro masacraba sin piedad por celos a un
joven que había visto a su esposa. La espiral de éxito trago su ascendente
carrera y terminó gordo y con la nariz grandota como dueño de casinos. Tal
negocio, poco lícito, le valió rodeos con la policía. Ha terminado una historia
de entrada al infierno, cual héroe griego, pero también logro salir –si la
memoria no me falla-. Hablo de la película Toro Salvaje. Scorsese le da término
la siguiente “reflexión”:
Llamaron por segunda
vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: “Da glroia a Dios. Nosotros
sabemos que ese hombre es un pecador”. Les respondió: “Si es un pecador, no lo
sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo”. Le dijeron entonces: “¿Qué
hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?”.
Juan 9, 24-26
3
Sentado en mi mueble termino la reseña y homenaje que le
hace un profesor de economía de una universidad peruana a (PUCP) uno de los
fundadores de la economía como carrera de estudios en el Perú, Máximo
Vega-Centeno. Ayer hubo una ponencia donde él participó y me cayó muy bien. Un
tipo con apertura, entrega, valores y mucho conocimiento. El homenajeador, José
L. Távara, finaliza sus gratas líneas sobre su antiguo profesor con este
pasaje.
No los llamo siervos,
Porque el siervo no sabe lo que hace su Señor. Sino que los he llamado amigos, porque
todo lo que he oído de mi Padre, se los he dado a conocer. Ustedes no me
escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes, para que fueran y dieran fruto,
y para que su fruto perdure.
Juan 15, 15-16
4
¿Quién lo diría? Impensablemente, me encuentro con bellos
pasajes bíblicos en contextos que poca relación guardarían con aquel texto
considerado sagrado: un filósofo escéptico, una película de golpizas, un
economista solidario y conocedor. Los fieles publican: “¡te amo, Dios, cuanto
has cambiado mi vida!”, como también aquel espanto que vigila los aires de la
PUCP; ese cartelón gigantesco de los bethelianos en contra de la Unión Civil. Los
creyentes publican cosas (ciertamente, el de la organización Bethel activa el
trabajo de nuestro hígado) y están en su derecho. Pero vienen de ellos y ahí
nomás. Las reflexiones que reseño salieron espontáneamente y me alegraron el
día. Sucedió, tal vez, porque no había un propósito propagandístico detrás.
Simplemente –pienso- fueron honestos arrebatos que querían expresar una
emoción. De ahí la trascendencia que tienen para mí.
26-04-14
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