No quiero perder la oportunidad de compartirles esta grata
entrevista que hace Gianmarco Farfán Cerdán a uno de los hitos del periodismo peruano: Manuel Jesús Orbegozo. Debido a ella somos
capaces de reconocer con mayores detalles el itinerario del gran entrevistador
y destacadísimo reportero.
Nacido en La Libertad, Orbegozo decidió viajar a la capital
del país a sus 25 años para ser periodista. En un inicio, se dedicó a voltear
noticias para una emisora radial. Con el tiempo, y con el empeño que le ponía a
sus notas, fue escalando de a pocos. Fue con una entrevista imaginaria que le
hace a Ramón Castilla y que llegó a presentar a la revista Cultura Peruana que
fue captado. Tal era la calidad del texto que Orbegozo se aseguró un contrato y
un trabajo seguro. Ese fue el inicio de su labor como periodista, labor que no
dejaría y a la que se dedicaría con pasión y entusiasmo.
Pasa el tiempo y recala en El Comercio en el año después de
un tira y afloja con el diario de los Miró Quesada. Orbegozo comienza su
travesía por el mundo con este medio y también beneficiado por un concurso
organizado por las Naciones Unidas en el 68’ titulado “Turismo para la paz en
el mundo”, en donde queda primer y tercer puesto gracias a sus artículos. Ocurría
por ese entonces una guerra civil en Nigeria mejor conocida como la Guerra del
Biafra. Entre ir a recoger el premio a Ginebra o ir a Biafra, Orbegozo decide
lo segundo como buen periodista y seguidor de la noticia que es. Sus deseos son
bien recibidos por los organizadores del premio que no solo le dan la
oportunidad de que viaje a Biafra y a Ginebra sino a otros lugares del mundo.
Orbegozo ya es un periodista consumado y viaja por el orbe cubriendo las
noticias que se suscitan.
La entrevista presenta a un Orbegozo exultante e involucrado
por la carrera del periodismo. Sobre la enseñanza del periodismo en particular cuenta de cómo logro entender que este no se
aprende entre cuatro paredes, sino en la calle.
“En San
Marcos. Dos chicos y una chica. A ver, escriban: “Ayer hubo un choque -ellos
escribiendo- en la esquina de Gamarra con Suárez Vértiz. El camión, manejado
por fulano y el automóvil manejado por sutano. En el choque salió herido el
fulano. La policía tomó…”. ¡Hacerme una noticia de eso! Entonces, ellos se
arrinconaban y en una hora me entregaban la nota. Y yo veía si hacían bien el
texto. Una, dos, tres veces, a la cuarta vez ya no aguanté. Porque me di cuenta
que el periodismo no se aprende en las cuatro paredes de la clase: el
periodismo se aprende en la calle, aunque sea en tu esquina. Si te paras en tu
esquina y ves que un cojo por ahí se cae de su carril tienes una noticia
sensacional: “Ayer un cojo, fulano de tal, porque Dios es grande, no se mató”.
A partir de ese momento dije: “Para afuera”. Salgo con estos tres para afuera y
me iba a las esquinas, paraba en las esquinas. Yo decía: “Vamos a ver cuántas
gentes pasan por acá. A ver, escríbanse una nota de eso y mañana me entregan”.
Y así comencé, hasta que llegó el momento en que ya la cosa se puso grande, los
chicos se dieron cuenta de que yo era un buen profesor, me gustaba enseñar,
sabía enseñar, sabía lo que enseñaba -porque era un buen profesor y un buen
periodista-“.
Aquí el link de la
señalada entrevista: http://entrevistasdesdelima.blogspot.com/2010/07/manuel-jesus-orbegozo.html
20-04-14
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