lunes, 7 de abril de 2014

Estados narcotizados: poder y relevancia de las drogas y acciones de los gobiernos para combatirla

Un evento de gran importancia pero con poco público. “Somos pocos pero somos”. Una estrategia contra las drogas que ha mostrado ser fallida. Estadísticas que ponen los pelos de punta. Procesos sociales que nada ayudan. Debates entre dos personajes especializados en la materia.
El evento de La Colmena
Decir que la sala de grados estaba semillena sería poco más que una generosidad. La verdad que ni la mitad del salón estaba lleno. Es más, como si de un ejercicio de timidez se tratase, la gente fue descansando sus humanidades solamente en las partes de atrás del auditorio, profundizando con ello la sensación de vacío en el espacio. El vate Vallejo fue traído a colación gracias a Antezana: “somos pocos pero somos”, con lo cual dio por terminado cualquier atisbo de queja sobre la falta de público.
La revista La Colmena inició sus actividades en el ciclo con la ponencia “Tráfico ilícito de drogas y rol del Estado”. Para ello fueron invitados dos personajes de gran relevancia en el tema: Ricardo Soberón, jefe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) al inicio del humalismo y del cual fue espectorado por sus propuestas heterodoxas respecto al combate contra el narcotráfico; y Jaime Antezana, el reconocido investigador en temas de narcotráfico que hace unos meses estuvo en el ojo de la tormenta (no tanto por sus investigaciones sobre narcotráfico desde largo tiempo) por deslizar a los medios que tenía una lista de congresistas ganados por el negocio de las drogas. La denuncia le valió un linchamiento otoronguil y citaciones a los juzgados, del cual nada procedió. Por otro lado, el representante de Devida se excusó de venir al debate a último momento.
Para que hablen se debía de seguir el siguiente orden -o por lo menos tocarlos en sus disertaciones-: i) situación del narcotráfico en el contexto actual; ii) importancia del comercio e influencias sociales en las zonas de producción de hoja de coca y de cocaína; y iii) enfoques y soluciones alternativas para resolver el  narcotráfico. Más apasionante que pesimista, el tema del narcotráfico hizo que ambos ponentes dejen de lado la comodidad de sus asientos y se levanten para hablar con cifras, críticas, conocimientos y estadísticas. Inclusive para que se critiquen recíprocamente.
Se corrigen pero se equivocan
Soberón fue el primero en tomar la palabra. Con barba de tres días, camisa azul y jeans, el ex jefe de Devida comentó las informaciones que había obtenido tras su llegada de Viena por la reunión de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) pocos días atrás. “Por primera vez en cien años las cosas cambian”, dijo. Los foros internacionales se han dado cuenta de que la guerra contra las drogas, tal como está prevista, ha sido un rotundo fracaso. Esto ha motivado un cambio de enfoque.
Muestra del fracaso lo podemos ver en EE.UU., el país que tiene los mayores consumidores de estupefacientes y el que comanda la guerra contra las drogas en el subcontinente americano. Ahí, la población de cárceles federales es de 215.556 personas. De ellas, la mitad ha sido privada de su libertad por ligazones con la droga. Por ello, el fiscal general de ese país, Eric Holder, ha pedido rebajar penas por delitos relacionados a la droga. Con esto, Soberón hizo referencia a la fallida estrategia yankee de reducir la oferta, que no es otra cosa que erradicar los cultivos (“perseguir plantas”). Con ello no se obtiene gran cosa pues la demanda no solo no se ha reducido, sino que, más bien, ha crecido. De acuerdo con tal afirmación, y según las leyes económicas de la oferta y la demanda, el precio de la droga se ha disparado. Por supuesto, los medios de prensa en el Perú no tocan este tema y las autoridades mucho menos. Ellas están más propensas a cómo las arcas del ramo de combate contra las drogas aumentan conforme la cooperación internacional da más dinero. "No quieren soltar la mamadera”.
Soberón lo pone así: de 1000 toneladas métricas de cocaína que se producen mundialmente, 500 toneladas son incautadas por la policía. Pero esta muestra de que la policía “está cumpliendo su trabajo” se va al traste cuando se sabe que los empresarios cortan la droga (rebajar la pureza del producto para obtener mayor cantidad de él y más dinero aún) para restituir las proporciones perdidas. Así, aquellas redadas de la policía contra el narcotráfico que suelen verse en televisión no pasarían –la mayor de las veces- de "actos circenses" frente a esta viveza empresarial.
Estado en mal estado: no ayuda
De otro lado, Soberón refirió que la metodología para categorizar a los adictos a estupefacientes (los usuarios a nivel mundial suman 160 000 millones) dista mucho de ser fiable. Se requiere ahondar más en el tema a la hora de asumir compromisos de investigación.
Y alguien que no está comprometido con la salud de sus ciudadanos es el Estado peruano. Sucede que gracias a Alan García y la Ley 27335 emitida durante su gobierno, las comunidades terapéuticas que tratan a personas a superar su adicción a las drogas han pasado absolutamente a manos privadas. Soberón recordó la tragedia de los 46 muertos calcinados en el 2012 y cómo la falta de regulación e intervención genera estos caldos de cultivo. Aproximadamente son 450 las comunidades terapéuticas, pero solo 4 se han formalizado. Ex adictos y grupos religiosos son los que mayormente llevan las riendas de estos centros.
En cuanto al consumo de drogas, Soberón estima que 12 000 personas son anualmente detenidas en el Perú por posesión de marihuana. Pese a que el consumo no es punible si se posee hasta 8 gramos, según el Código Penal, Soberón denuncia que la policía hace negocios con las detenciones. Una de las "estratagemas" policiales es la que más de uno ha oído: siembran al usuario con más droga de lo normal para chantajealo luego. Sobre el particular. el 60% de los recursos para la lucha antidrogas se destina para detener a usuarios.
Prosiguiendo con el programa, Ricardo Soberón señaló que en 25 años no ha visto un desarrollo alternativo realmente convincente. La pista puede rastrearse hasta las cifras que la cocaína tiene en el mercado mundial, que ya tiene posición de una commoditie importantísima. Eso habla del poder que supone en el globo y de las dificultades existentes para contrarrestarlo. Por ello, podrán darse acciones como la de la región San Martín, en donde se logró erradicar el cultivo de hoja de coca por otros como el café, pero tales escenarios posiblemente respondan a cambios estrategias, pero cambios en el negocio de la droga. En el caso citado, tal hecho ocurrió en un contexto en que los productores de la planta se desplazaban a otro territorio “más acogedor”. Este fue el Vraem. Como dato adicional, cabe mencionarse que el precio del café en ese entonces aumentó internacionalmente y con ello hubo más incentivos para su cultivo.
Para finalizar su exposición, este hombre de ojos saltones estimó que una de las primeras medidas a tomar sería la de reforzar la Unidad de Investigación Financiera (UFI) para casos de lavados de activos y la de crear un organismo que monitoree las desviación de los productos químicos indispensables para la producción de cocaína. Pues para este abogado de la PUCP, fiscalizar los bienes (controlar el ingreso de estos productos al Vraem es físicamente imposible), tal como se viene haciendo, es “un sinsentido del derecho penal”. Añadió, antes de dar pase a Antezana, que entendía por qué no estaba el representante de Devida: “rehúye al debate”. “Es algo que ha venido sucediendo en anteriores foros”, indicó.
El Narcoestado ha regresado
Jaime Antezana luce más delgado que como sale retratado en los diarios. Tiene mediana estatura, cabello negro, gafas y lleva un saco que cubre su también azul camisa. Al igual que Soberón, lleva jeans para mayor soltura. Antezana, luego de recordar a Vallejo, empieza con una primicia digna de titular de periódico: según fuentes cercanas a él, hace pocos días un sector de la élite política del país inició una alianza con magnates de la droga. Su enunciado dio pie a que hable sobre el Narcoestado, el cual el Perú ya ha tenido diversas experiencias anteriormente. La primera a finales de los 70’s, con el hijo de Remigio Morales Bermúdez y alguno que otro funcionario de Belaunde que fue rápidamente destituido. La segunda entre 1991 y 1996, bajo la dictadura de Fujimori, tiempo de “narcoaviones”, “narcobuques” y “narcohelicópteros” y de relaciones con lo militares y carteles colombianos. El tercer momento ocurre bajo el mandato del cholo sano y sagrado Alejandro Toledo. En él, se habrían dado relaciones del poder político con clanes del mundo pesquero (transporte marítimo de la droga). Antezana se detiene aquí y exclama que en este punto todavía hay mucho pan por rebanar.
Antezana, quien es filósofo salido de las aulas de la universidad La  Cantuta, da otro rasgo de la situación del narcotráfico en el país. Varias investigaciones de la ONU, la DEA y Macroconsult, llegan a la conclusión de que producimos actualmente entre 420 y 500 toneladas de cocaína. A su turno, la FIJE estima que la reducción de la producción de hojas de coca no ha tenido efecto alguno en la elaboración de cocaína pues esta no requiere de tanta planta para dar resultados.
Este crecimiento del cultivo y la producción de la droga dan cuenta, como se ha dicho y como es claro, de que es un negocio rentable y por ello poderoso. Los barones de la droga no son ajenos a esto y han buscado en la política la forma de extender sus dominios. Antezana estima que la narcopolítica del XXI empezó en el 2006 y ciudades como Apurímac, Loreto, San Martín, etc., sufren de tal problema. En ese sentido, si antes los congresistas servían de operadores políticos, el investigador y autodidacta ve un cambio: ahora son los mismos narcoempresarios los que quieren incursionar en la política. Clubes deportivos del Descentralizado peruano sirven de fachada para estos intereses-por ejemplo-, pues en estos momentos tienen entre sus socios o presidentes a personajes ligados al narcotráfico. Los “líderes deportivos” van generando identidades colectivas con lo que ya tienen varios votos garantizados. Poco importan las formalidades de las hojas de vida: Antezana prevé que en este año electoral, serán 12 las regiones que presenciarán a narcocandidatos en comicios electorales.
Ya no terrorismo, ahora narcoterrorismo
El narcoterrorismo ha sido una de las especialidades de Antezana. La violencia política empieza el 17 de mayo de 1980 y termina el 19 de julio de 1999. Tras ello se vivió un proceso de relativa paz hasta que se reanudó nuevamente el proceso de violencia a la que Antezana llama la narcoviolencia, que data desde el 2002 y de la que es responsable el clan de los Quispe Palomino, antiguos combatientes de Sendero. Estos, entre 2003 y 2013 han realizado 120 bajas a las FF.AA. y a la Policía. Por eso, Antezana llama a tales acontecimientos  resueltamente como Guerra de la cocaína. La exposición del especialista finaliza cuando habla sobre propuestas para combatir al narcotráfico: controlar los insumos físicos y perseguir el lavado de activos, en lo que Antezana llama una estrategia de integralidad.
Réplicas: narcoestados y legalizaciones
Las exposiciones personales ya terminaron y ahora se da inicio a las réplicas, que tienen mucho que ver pues Antezana ha cuestionado varias cosas que dice Soberón en los diferentes tópicos que han tocado. Para Soberón se le hace difícil entender los límites conceptuales de un narcoestado. Pero Antezana responde que este ocurre y nuevamente trae a colación lo que sabe sobre la alianza entre el poder político y un sector del narcotráfico.
El ejemplo de Uruguay es saludado por Soberón, el cual habla de que según estadísticas en países que se ha abierto consumo –como es el caso de Portugal con la heroína y Holanda y Colorado con la marihuana- inicialmente las cifras de consumo se han alzado un poquito para luego retornar a una curva normalizada. Por supuesto, es necesario un debate de por medio para analizar las condiciones sociales y culturales de cada región. Esto es aprobado y promovido por estos dos especialistas. Sobre propuestas de legalización, Antezana apuesta por la legalización internacional y da pruebas para ello. Tiempo después en que en Uruguay se legalizó la marihuana, en Yochegua (Vraem) apareció un inusitado número de producción de marihuana. Por lo tanto, Antezana argumento que las soluciones de legalización deben de ser de un trabajo conjunto entre Estados sino se quiere que algunos Estados acaparen drogas por temas de legalización. Dijo además que hay que tener mucho cuidado de que pronto seamos un sólido productor de marihuana o amapola. Ya se están produciendo esos cultivos y no faltaría mucho para que la magnitud de la producción crezca aún más. De ser así, nos veríamos en serios aprietos. Más de los que ahora tenemos.


01-04-14

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