lunes, 16 de septiembre de 2013

Tras los rastros del cronista

De él y su recorrido me enteré por Enrique Planas, laborioso periodista de la sección culturales en El Comercio. Era la primera mitad del año y Planas había viajado a Colombia por motivo del Festival del Libro de dicho país. Con ese fin, se publicaban las entrevistas que él realizaba a la fauna de escritores asistentes. En esa oportunidad intercambió opiniones con el norteamericano Jon Lee Anderson, protagonista de este artículo.

Este presentaba su libro “La herencia colonial y otras maldiciones”, trabajo esforzado que trata sobre el continente africano y que trata de dilucidar las historias y realidades que se dan sobre él. Es seguro que después de leer esta obra, el lector dejará de lado la mirada reduccionista que se tiene sobre el continente negro. ¿Un África, a secas, o un continente marcado por la explotación colonial y el astuto uso de políticas europeas que estropearon el camino hacia la independencia?

Es Interesante la vida de Anderson. Nació en California pero se crió, literalmente, por el mundo. De esas itinerancias podría decirse que nació su gusto por la aventura. Tal es así que en una entrevista a un medio peruano desmintió a su interlocutor cuando este se refirió a una cierta pulsión freudiana por la muerte, referido esto a sus arriesgadas incursiones de trabajo por territorios complicados y ariscos: “Intento no ser tan introspectivo aunque no tengo nada contra Freud. Nunca he ido a psicoanálisis. En mi caso personal lo de enfrentar la muerte es algo que tenía asumido desde mi juventud. (…)Yo nazco después de que eso fue una constante para el hombre desde la era de los neandertales. Correspondo a ese arquetipo más que una cosa freudiana. No tengo ninguna patología con la muerte; por el contrario, a mí me encanta la vida”. Cualquier intención de psicologismo es derribado en el acto.

Se pudo conocer a Jon Lee Anderson en tierras peruanas pero eso quedó en un “pudo”. Era el primer día del certamen organizado por periodistas culturales peruanos en el Centro Cultural España y Lee Anderson sería presentado como conferencista estrella. Llegado el día de la inauguración, con el auditorio lleno-por cierto pequeño para un evento que los entendidos reconocieron como pequeño- un aviso desmoronó la emoción del público: Jon Lee Anderson no vendría pues, de último momento, estaba por algún lugar del mundo reporteando. La chamba del periodista primó sobre la figura.  

Yo pensaba que recorría Siria por la conflictiva de su situación. Días, semanas, meses después, atiné: un cronista norteamericano reporteaba desde zonas del conflicto en Medio Oriente para la web Puercoespín.

Ahora, setiembre ya, una acción emprendida por la librería El Virrey, con Carola Sanseviero como principal responsable, remueve a los periodistas del entorno local. Se trata de algo sencillo a primera vista: en realidad Jon Lee Anderson si se había acercado al Perú. Durante los 70’s, trabajó como corresponsal en el The Lima Times, diario a cargo de norteamericanos que, salvó la altisonante publicidad, estaba escrito enteramente en inglés. Del año 75 al 78 todo parece ser una versión de los descendientes de la Familia Ingalls en nuestro territorio. La cosa cambia con la convulsión social a raíz de la lucha entre el pueblo peruano y la dictadura militar. Esto dio paso a que los habituales ciudadanos gringos compartan noticia y gráficos con políticos como Víctor Raúl Haya de la Torre, Hugo Blanco, Luis Bedoya Reyes. Asimismo,  pueden verse en las páginas del diario cómo Ricardo Letts Colmenares, político zurdo y tío del “niño terrible” Jaime Baily, presentaba sendas cartas rectificatorias a lo que se publicaba en el Lima Times en torno a su situación con el gobierno. Pero esa es otra historia; volvamos a lo que realmente puede interesarles.

La tarea consiste, entonces, en encontrar los artículos escritos por Lee Anderson, fotocopiarlos y enviarlos a la sede central de la librería en cuestión. Como retribución, el libro al que hice referencia será entregado a quien cumpla con el cometido.  (Más información: http://www.laprimeraperu.pe/online/cultura/tras-las-huellas-de-jon-lee-anderson_149493.html)

La ocasión es imperdible. Jon Lee Anderson se erige como unas de las principales figuras del periodismo contemporáneo. Lo que él hace es escribir crónicas que den cuenta de hechos sociales, lo que lo diferencia de otros cronistas es que, en este acto, su pellejo se ve arriesgado. Verdadera lección para los estudiantes de periodismo. Del mismo modo, es un aprendizaje que se aleja de las criticas que Martín Caparrós hace sobre este nuevo fetiche en el periodismo: escribir crónicas. Sería curiosísimo ver oleadas de simpatizantes del periodismo verse lanzados a territorios hostiles.

Desgraciado de mí, llevo dos meses en Lagos postrado en la cama como el bíblico Lázaro, luchando contra la enfermedad. Ignoro si se trata de una infección tropical, una intoxicación de la sangre o los efectos de un veneno misterioso, pero lo cierto es que mi cuerpo, además de hincharse, se ha cubierto de llagas, ampollas y úlceras. Ya no me quedan fuerzas para soportar y combatir el dolor, y he solicitado a Varsovia que me dé permiso para regresar. En África he caído enfermo muy a menudo, pues el trópico lo fecunda todo en exceso, con exageración, haciendo que las bacterias y los virus tampoco escapen a la ley de degenerada abundancia e infinita multiplicación. No hay salida: si alguien quiere penetrar en los rincones más recónditos y apartados de las rutas trilladas, los más ocultos y traicioneros de estas tierras, tiene que estar preparado para pagar su osadía con la salud o incluso con la vida. Pero lo mismo sucede con cualquier otra pasión que comporte riesgos, ese monstruo ávido de devorarnos. En vista de las circunstancias, hay quienes deciden llevar una existencia paradójica, a saber: al llegar a África, desaparecen en hoteles que les brindan todas las comodidades, y nunca abandonan los lujosos barrios de los blancos; en una palabra, estando topográficamente en África, siguen viviendo en Europa, sólo que se trata de una Europa en miniatura, de un sucedáneo reducido a la mínima expresión. Es un estilo de vida que, sin embargo, resulta indigno de un auténtico viajero e inconcebible para un reportero, que tiene que vivirlo todo en su propia carne”.

Este último párrafo encontrado en “La guerra del fútbol y otros reportajes” pertenece a Ryszard Kapuscinski, imperioso reportero polaco que viajó el mundo en busca de historias imposibles y vivió para contarlo. Seguro se está-ya lo han dicho otros- que Lee Anderson pertenece a esa estirpe.


16-09-13


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