Ollanta Humala fue el primer jugador de la partida de
dominó. La reacción ha sido sorprendente. Ciertos sectores de la comunidad
periodística se han visto visiblemente afectados. Mariella Balbi, por ejemplo,
subraya que esto puede asemejarse mucho a las políticas represivas de gobiernos
como el ecuatoriano o argentino frente a los medios de comunicación. La tensión
ante el rapto autoritario de la que habla Balbi aumenta si atendemos a toda la
volcadura de epítetos que han llegado al gobierno desde la prensa debido al intento
de compra de Repsol o la ley de publicidad de comida chatarra: finalmente el
nacionalismo se quita la máscara moderada. Otros periodistas, como Julio Lira
de Gestión, aseguran que si el presidente empleara sus esfuerzos en poner en
prácticas las reformas necesarias para promover las inversiones privadas la
cosa cambiaría ostensiblemente. Rossana Echeandía se limitó a decir que la
prensa tan solo es el reflejo de la sociedad, así que no pida mucho presidente.
La lección es clara: presidente, no se meta usted con la prensa bajo ningún
motivo.
Camilo Egaña, conductor de la CNN, pegó el grito en el
cielo. Lejano a matices políticos, Egaña subrayó, citando a su tía abuela, que
las buenas intenciones pueblan el infierno. Egaña recuerda lo fútil que es
pretender mover un medio de prensa en cuanto a noticias positivas. “No venden”
y, además, “no le importan a nadie”, asegura enfático y casi con desespero.
Egaña finalizó que de hacerle caso al presidente en Perú se corre el riesgo de
que se emitan noticias del tipo “chinos evitan tocar desconocidos” o que “los
esquimales rehúyen a las ventiscas”. ¿Este tipo de noticias que pertenecen al
mundillo de la anécdota o lo intrascendente, como también aspira a ser el
conductor, pueden ser consideradas como positivas? Camilo en el colmo de la
desubicación se engaña y pretende hacerlo mismo desde su cómodo sillón
televisivo.
Razón no les falta a la sociedad civil y a ciertos sectores
de prensa llevar opiniones contrarias al gobierno nacionalista. Definitivamente,
uno le lleva la contraria- por citar un ejemplo- al escuchar la antihistórica
propuesta de llevarse a miles de muchachos al servicio militar
discriminadamente. Razón no falta pues
los problemas desatendidos son muchos. Pero sí hay algo de fundado en las
motivaciones que tiene el presidente
para el pedido polémico: el actual estado de los medios de prensa peruana. Fuera
de la coyuntura política, el pedido del mandatario tiene mucho de cierto.
Basta encender la televisión peruana en los horarios de la
noche para ser testigos de un espectáculo de muerte, morbo y miseria humana.
Atropellos, asesinatos, suicidios, reportajes ponzoñosos e imágenes mórbidas
cada vez más explícitas. ¿Resulta incómodo pedir que la prensa varíe los
nefastos contenidos que día a día presenta?
La introducción, por larga que parezca, sirve para
diagnosticar muy bien el proceder de la prensa peruana. Hoy somos testigos de
los ruines contenidos presentados en la prensa. Más allá de que los espacios
comunicacionales presenten tal calidad de contenidos-que es válido y legítimo-
no se percibe una contraparte, un espacio de comunicación donde se den
contenidos ajenos a lo fácil, escandaloso y al inmediatismo. En este sentido,
una prensa poco juiciosa ha sabido copar espacios: las portadas de Trome, el
diario más vendido del país, es una extensión del universo “Al fondo hay
sitio”. Los ejemplos siguen. Banalidad y crónicas rojas, ese es el coctel que
ofrece la prensa.
La prensa de investigación está venida a menos. Si bien en
los últimos años han sonado fuertes los destapes periodísticos como el de los
Petroaudios, Comunicore y, más recientemente, el delicado caso de compras de
inmuebles ilegales de parte de Alejandro Toledo, la prensa de investigación no
se fomenta. En ello coinciden muchos representantes del gremio periodístico.
Como bien sostiene Pedro Martínez
Varela, periodista especializado
en investigación municipal, en el libro Bocas
de fuego, muchas veces los periodistas prefieren que se les rompa la mano
para ocultar información valiosa. La prensa-continúa-es más un medio de
difusión que un medio de comunicación.
Esto tiene su correlato en la mercantilización de la prensa,
en la lógica de los mercados. La publicidad va ganando espacios que antes eran
propiedad de las noticias. Este fenómeno, mundial, fue atinadamente observado
por Ryszard Kapuscinski, considerado por muchos el reportero del siglo XX, en
su libro Los cinco sentidos del
periodista. Por otro lado, los medios de comunicación, ávidos por recabar
lectores, presentan informaciones que muchas veces son poco trabajadas; como
consecuencia de ello la calidad es cuestionable.
La prensa peruana, por otro lado, cada vez se siente más afín a los grupos de poder,
siendo incontables las ocasiones donde fungen de meros voceros de grupos
empresariales. Durante las elecciones del 2011 las multitudes enardecidas que
salían a las calles dirigían sus
baterías contra la prensa, en respuesta al cierre de filas de varios grupos de
prensa en torno a Keiko Fujimori. Aún está intacto el recuerdo de las portadas
intimidatorias hacia el candidato Ollanta Humala. La contratación en horario
estelar de Jaime Baily-tildado de “sicario mediático”- para desprestigiar a
Humala fue el símbolo del paroxismo de ciertos grupos ante el riesgo de perder
poder. Queda en el recuerdo de la gente, entonces, una prensa vendida al gran
postor. Quizá sea sintomática, en esta pérdida de confianza, que sea César
Hildebrandt- un (in)voluntario exiliado de la prensa televisiva y situado en
las antípodas de la prensa convencional- calificado como el periodista de mayor
credibilidad en el Perú.
Hace unas semanas en un evento realizado por la red de
periodistas culturales se tocó el insoslayable tema de la situación crítica del
periodismo. Ante la seguidilla de preguntas, los ponentes, reconocidos
periodistas del medio, proponían que el periodista vuelva a su estado natural,
es decir, que vaya a la calle, que “gaste la suela”, que se empape de la
realidad. Hoy más que nunca las historias están a la orden del día: el
periodista debe aprovechar eso. Las tecnologías de la información juegan muchos
puntos a favor.
Consultados sobre qué harían para cambiar la situación del
periodismo, tres reporteros locales dan su opinión. Javier Lizarzaburu,
periodista especializado en temas urbanos y autor del blog “Lima Milenaria”,
llama a que grupos de periodistas salga a las calles a recoger las interesantes
y abandonadas historias de la ciudad. Además incita a la formación autodidacta
del periodista. En ese sentido, el periodista Ghiovanni Hinojosa, del semanario
Hildebrandt en sus trece, hace un
llamado al empuje del periodista por ver satisfecha su vocación periodística es
decir añadiéndole más calidad al trabajo. Un poco más escéptica es Maritza
Espinoza, destacada periodista y columnista del diario La República, quien cree que la actual dinámica de la prensa,
aquella basada en la preferencia por la publicidad, no tiene solución a la
vista. En cuanto a la calidad del trabajo del periodismo, ella le da una
reprimenda a los centros de estudios superiores por que mejoren la calidad de
su enseñanza y así tengan un mayor margen de empleabilidad. Las soluciones a vuelo
ojo de pájaro pueden parecer sencillas.
Un par de semanas atrás, Miguel Bosé dejaba en ridículo a la
prensa peruana por sus preguntas bobas y recurrentes. El cansancio de los
artistas ante ese tipo de preguntas ni por asomo se compara al descontento de
miles de ciudadanos que sufren del periodismo facilongo y muchas veces morboso
de la prensa peruana. Este trabajo busca ser una contribución por cambiar ese
panorama.
Bibliografía:
-PUCP. Facultad de Artes y
Ciencias de la Comunicación
2010 Boca de fuego. Primera edición. Lima: Fondo Editorial
de la PUCP
-SÁNCHEZ B., Catalina
2006 “Reseña de Los
cinco sentidos del periodista de Ryszard Kapuscinski”. Comunicación y
Hombre. Consulta: 28 de junio. http://xa.yimg.com/kq/groups/19326480/757999084/name/Ryszard+Kapuscinski_Los+cinco+sentidos+del+periodista.pdf
30-06-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario