jueves, 4 de julio de 2013

Periodismo en el Perú hoy: ¿qué pasa, qué hacer?

Removió el piso. Las últimas declaraciones del presidente Ollanta Humala-en realidad, mucha de sus actuales y probables políticas-siguen moviendo de sus asientos a gran parte de los sectores sociales. Sean empresarios, sociedad civil, partidos de oposición, esta vez le tocó al cuarto poder. Hace unas semanas, durante el evento, “Cambiemos de actitud”, que es una campaña a favor de la seguridad vial, el Humala Tasso lanzó las palabras que motivaron las más viscerales críticas de parte de los opinantes de prensa nacional (e incluso internacionales, como ya veremos, pues las palabras fueron de exportación): “les pido 15 o 20 minutos a los medios de comunicación a que pasen noticias positivas”.

Ollanta Humala fue el primer jugador de la partida de dominó. La reacción ha sido sorprendente. Ciertos sectores de la comunidad periodística se han visto visiblemente afectados. Mariella Balbi, por ejemplo, subraya que esto puede asemejarse mucho a las políticas represivas de gobiernos como el ecuatoriano o argentino frente a los medios de comunicación. La tensión ante el rapto autoritario de la que habla Balbi aumenta si atendemos a toda la volcadura de epítetos que han llegado al gobierno desde la prensa debido al intento de compra de Repsol o la ley de publicidad de comida chatarra: finalmente el nacionalismo se quita la máscara moderada. Otros periodistas, como Julio Lira de Gestión, aseguran que si el presidente empleara sus esfuerzos en poner en prácticas las reformas necesarias para promover las inversiones privadas la cosa cambiaría ostensiblemente. Rossana Echeandía se limitó a decir que la prensa tan solo es el reflejo de la sociedad, así que no pida mucho presidente. La lección es clara: presidente, no se meta usted con la prensa bajo ningún motivo.

Camilo Egaña, conductor de la CNN, pegó el grito en el cielo. Lejano a matices políticos, Egaña subrayó, citando a su tía abuela, que las buenas intenciones pueblan el infierno. Egaña recuerda lo fútil que es pretender mover un medio de prensa en cuanto a noticias positivas. “No venden” y, además, “no le importan a nadie”, asegura enfático y casi con desespero. Egaña finalizó que de hacerle caso al presidente en Perú se corre el riesgo de que se emitan noticias del tipo “chinos evitan tocar desconocidos” o que “los esquimales rehúyen a las ventiscas”. ¿Este tipo de noticias que pertenecen al mundillo de la anécdota o lo intrascendente, como también aspira a ser el conductor, pueden ser consideradas como positivas? Camilo en el colmo de la desubicación se engaña y pretende hacerlo mismo desde su cómodo sillón televisivo.
Razón no les falta a la sociedad civil y a ciertos sectores de prensa llevar opiniones contrarias al gobierno nacionalista. Definitivamente, uno le lleva la contraria- por citar un ejemplo- al escuchar la antihistórica propuesta de llevarse a miles de muchachos al servicio militar discriminadamente.  Razón no falta pues los problemas desatendidos son muchos. Pero sí hay algo de fundado en las motivaciones que  tiene el presidente para el pedido polémico: el actual estado de los medios de prensa peruana. Fuera de la coyuntura política, el pedido del mandatario tiene mucho de cierto.

Basta encender la televisión peruana en los horarios de la noche para ser testigos de un espectáculo de muerte, morbo y miseria humana. Atropellos, asesinatos, suicidios, reportajes ponzoñosos e imágenes mórbidas cada vez más explícitas. ¿Resulta incómodo pedir que la prensa varíe los nefastos contenidos que día a día presenta?   

La introducción, por larga que parezca, sirve para diagnosticar muy bien el proceder de la prensa peruana. Hoy somos testigos de los ruines contenidos presentados en la prensa. Más allá de que los espacios comunicacionales presenten tal calidad de contenidos-que es válido y legítimo- no se percibe una contraparte, un espacio de comunicación donde se den contenidos ajenos a lo fácil, escandaloso y al inmediatismo. En este sentido, una prensa poco juiciosa ha sabido copar espacios: las portadas de Trome, el diario más vendido del país, es una extensión del universo “Al fondo hay sitio”. Los ejemplos siguen. Banalidad y crónicas rojas, ese es el coctel que ofrece la prensa.   

La prensa de investigación está venida a menos. Si bien en los últimos años han sonado fuertes los destapes periodísticos como el de los Petroaudios, Comunicore y, más recientemente, el delicado caso de compras de inmuebles ilegales de parte de Alejandro Toledo, la prensa de investigación no se fomenta. En ello coinciden muchos representantes del gremio periodístico. Como bien sostiene Pedro Martínez  Varela,  periodista especializado en investigación municipal, en el libro Bocas de fuego, muchas veces los periodistas prefieren que se les rompa la mano para ocultar información valiosa. La prensa-continúa-es más un medio de difusión que un medio de comunicación.

Esto tiene su correlato en la mercantilización de la prensa, en la lógica de los mercados. La publicidad va ganando espacios que antes eran propiedad de las noticias. Este fenómeno, mundial, fue atinadamente observado por Ryszard Kapuscinski, considerado por muchos el reportero del siglo XX, en su libro Los cinco sentidos del periodista. Por otro lado, los medios de comunicación, ávidos por recabar lectores, presentan informaciones que muchas veces son poco trabajadas; como consecuencia de ello la calidad es cuestionable.

La prensa peruana, por otro lado, cada vez  se siente más afín a los grupos de poder, siendo incontables las ocasiones donde fungen de meros voceros de grupos empresariales. Durante las elecciones del 2011 las multitudes enardecidas que salían a las calles  dirigían sus baterías contra la prensa, en respuesta al cierre de filas de varios grupos de prensa en torno a Keiko Fujimori. Aún está intacto el recuerdo de las portadas intimidatorias hacia el candidato Ollanta Humala. La contratación en horario estelar de Jaime Baily-tildado de “sicario mediático”- para desprestigiar a Humala fue el símbolo del paroxismo de ciertos grupos ante el riesgo de perder poder. Queda en el recuerdo de la gente, entonces, una prensa vendida al gran postor. Quizá sea sintomática, en esta pérdida de confianza, que sea César Hildebrandt- un (in)voluntario exiliado de la prensa televisiva y situado en las antípodas de la prensa convencional- calificado como el periodista de mayor credibilidad en el Perú.

Hace unas semanas en un evento realizado por la red de periodistas culturales se tocó el insoslayable tema de la situación crítica del periodismo. Ante la seguidilla de preguntas, los ponentes, reconocidos periodistas del medio, proponían que el periodista vuelva a su estado natural, es decir, que vaya a la calle, que “gaste la suela”, que se empape de la realidad. Hoy más que nunca las historias están a la orden del día: el periodista debe aprovechar eso. Las tecnologías de la información juegan muchos puntos a favor.

Consultados sobre qué harían para cambiar la situación del periodismo, tres reporteros locales dan su opinión. Javier Lizarzaburu, periodista especializado en temas urbanos y autor del blog “Lima Milenaria”, llama a que grupos de periodistas salga a las calles a recoger las interesantes y abandonadas historias de la ciudad. Además incita a la formación autodidacta del periodista. En ese sentido, el periodista Ghiovanni Hinojosa, del semanario Hildebrandt en sus trece, hace un llamado al empuje del periodista por ver satisfecha su vocación periodística es decir añadiéndole más calidad al trabajo. Un poco más escéptica es Maritza Espinoza, destacada periodista y columnista del diario La República, quien cree que la actual dinámica de la prensa, aquella basada en la preferencia por la publicidad, no tiene solución a la vista. En cuanto a la calidad del trabajo del periodismo, ella le da una reprimenda a los centros de estudios superiores por que mejoren la calidad de su enseñanza y así tengan un mayor margen de empleabilidad. Las soluciones a vuelo ojo de pájaro pueden parecer sencillas.

Un par de semanas atrás, Miguel Bosé dejaba en ridículo a la prensa peruana por sus preguntas bobas y recurrentes. El cansancio de los artistas ante ese tipo de preguntas ni por asomo se compara al descontento de miles de ciudadanos que sufren del periodismo facilongo y muchas veces morboso de la prensa peruana. Este trabajo busca ser una contribución por cambiar ese panorama.


















Bibliografía:
-PUCP. Facultad de Artes y  Ciencias de la Comunicación
2010 Boca de fuego. Primera edición. Lima: Fondo Editorial de la PUCP
-SÁNCHEZ B., Catalina
2006 “Reseña de Los cinco sentidos del periodista de Ryszard Kapuscinski”. Comunicación y Hombre. Consulta: 28 de junio. http://xa.yimg.com/kq/groups/19326480/757999084/name/Ryszard+Kapuscinski_Los+cinco+sentidos+del+periodista.pdf



30-06-13  

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