Mis opciones eran o psicología o
alguna de cc.ss. a excepción, claro esta, de economía. Es que soy malísimo para
los números.
¿Psicologia? Ufff, razones personalísimas
me llevaron a contemplar tal acción. De repente el cuidado y la promoción de la
salud mental se avecinaba como tentativa. Es una buena carrera, con un sinnúmero
de ofertas laborales (esto que a tanto les{nos interesa por n razones) y notable
proyección social. Sin embargo, había algo en mi que no cuadraba, que no
encajaba. Maldita o bendita la indómita naturaleza mia. La otra era antropología
o sociología.
Una clase del gordito Raez me encandilo. Me
parecio estupenda. Es lo mio dije (paso hace meses). Pero luego ganaron los
prejuicios y otras cosas. Que seras misio, que mucho academicismo, que esto,
que lo otro. La idea fue perdiendo brio. Luego la sociología con Portorcarrero
termino de cimentar las cosas. Habria sido un error pensar en la generalización
que se tendría sobre las ccss si utilizamos las somnolientas clases de Gonzalo
como puntal, pero influyen en el indeciso.
Pasaban las semanas y un
irresponsable como yo no se decidia. Ha llegado la semana final y el nerviosismo
arremetio. El dia de ayer me acerque a un profesor de psicología y escuchando
un poco de mis razones (no les dare el gusto de escucharlos jajaja) me dijo
que, dada las características del momento (a recordar la inminente proximidad
del cambio de facultad), mejor seria elegir por psicología y luego ya se veria.
Su semblante decía otra cosa: este no pasa el examen ni cagando… jajaja.
Bueno, llego el dia de hoy y
estuve muy “aproblemao”. Luego de la poco suave consejería del profe de psico,
me pregunte que mejor seria hablar con los agentes de Dios. Me fui al capu,
nada. Intente contactar con el siempre chévere Zegarra, nada. Dios me había abandonado.
(Horas antes había ido a la misma capilla a buscar sosiego y pedir divina
sensatez, o algo parecido). Dije: ni modo, a la consejería de EEGGLL. La psicóloga
me parece cortante pero, lo que se dice, fue la vida. Tambien cerrado. Era muy
comico todo eso.
Luego de salir agotado y con cierto
pesimismo de la facultad de teología, cuando iba en búsqueda de Zegarra. Me
sobrevino la salvífica idea del ahora o nunca. Entonces dije, ta huevon. Hoy
es. Y me dirigi decididamente a sociales para hablar con mi causa T.L.V.,
Huerta/Mercado, al que intentaba visitar por segunda vez (horas antes lo busque
sin resultado alguno). Ya en el segundo piso de la facultad, en la oficina de
profesores, vi, al momento que me dirigía al telefonito que contacta con el cubículo
de profes, la melena gris de la profesora Cecilia Rivera, antropóloga y
profesora que dicto el curso Cultura, identidad y nación en el mejor ciclo
universitario de mi vida: 2011.II. Huerta.Mercado no contesta, me sentía desesperado
y vencido. Procedi a la retirada. Antes de bajar, bueno, lo previsible, ¿no? ¡Vamos,
carajo! Y asi termine en la oficina de Rivera. Una desahuevina muy a su estilo,
o sea en la antípoda de la Malaga, me hizo convenir en la elección. Yo feliz de
eso, feliz y y liberado, aunque, si, con dudas a medio disipar. Me iba, me iba
de su oficina contento y agradecido.
Cerca del banco me encontré con
una amiga, a la que le conte lo sucedido. Como buen ser humano se alegro con mi
decisión. A la par que conversábamos, una robusta figura de hombre se acercaba.
Un hombre robusto, de barba desali;ada, caminar que bien envidiaría un guapo de
barrio (XD) y melena de un rubicundo magro. Era el mas mas de la facu de CCSS:
Huerta;Mercado.
Con la confianza que el profe me
concede, le solte todo mi rollo a medida que avanzábamos hacia las clases que
iba a brindar. Le conte sobre el problema de elección, sobre la decisión, sobre
cosas mias. Etc. Etc. Fue una conversa elegante, en medio de ella se
aparecieron dos buenos compas, que a;adieron mas humor a la nota. Al final,
cuando nos despedimos, me dijo lo que a cualquiera le gustaría oir pero asi
nomas no se escucha: cualquier cosa que decidas, yo siempre estare ahí. Si,
filin.
Tome el carro feliz, llego a casa,
como, abro el periódico presuroso y he ahí una cosa que desentra;ara el
misterio: en la contraportada una imagen de una profesional feliz por lo que
hacia, viajera y trabajadora del Estado en un proyecto que cambia positivamente
las rutas de los alumnos de zonas rurales. Estudiante de San Marcos, Grazia
Ojeda, la persona de la que hablo, es antropóloga.
14/06/13
Pd: para darle mas pulso a las
cosas me encuentro un querido profesor de
Derecho, que quizás es mas recordado por una carrera que, de repente, le
da un mejor enfoque a las leyes: Penha Jumpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario