viernes, 14 de junio de 2013

Senhales del despertar

No sabría muy bien como calificarlo. Hasta hoy se da la posibilidad en la universidad de poder cambiarse de especialidad. Esto es, de carrera. En lo que va del a;o, sinceramente me he hecho problemas y problemas en cuanto a eso. Incluso, veía la posibilidad de retornar a mi odiosa facultad de Derecho. Fue una idea fugaz, pero idea que se instalo por un tiempito a fin de cuentas.

Mis opciones eran o psicología o alguna de cc.ss. a excepción, claro esta, de economía. Es que soy malísimo para los números.

¿Psicologia? Ufff, razones personalísimas me llevaron a contemplar tal acción. De repente el cuidado y la promoción de la salud mental se avecinaba como tentativa. Es una buena carrera, con un sinnúmero de ofertas laborales (esto que a tanto les{nos interesa por n razones) y notable proyección social. Sin embargo, había algo en mi que no cuadraba, que no encajaba. Maldita o bendita la indómita naturaleza mia. La otra era antropología o sociología.

Una  clase del gordito Raez me encandilo. Me parecio estupenda. Es lo mio dije (paso hace meses). Pero luego ganaron los prejuicios y otras cosas. Que seras misio, que mucho academicismo, que esto, que lo otro. La idea fue perdiendo brio. Luego la sociología con Portorcarrero termino de cimentar las cosas. Habria sido un error pensar en la generalización que se tendría sobre las ccss si utilizamos las somnolientas clases de Gonzalo como puntal, pero influyen en el indeciso.

Pasaban las semanas y un irresponsable como yo no se decidia. Ha llegado la semana final y el nerviosismo arremetio. El dia de ayer me acerque a un profesor de psicología y escuchando un poco de mis razones (no les dare el gusto de escucharlos jajaja) me dijo que, dada las características del momento (a recordar la inminente proximidad del cambio de facultad), mejor seria elegir por psicología y luego ya se veria. Su semblante decía otra cosa: este no pasa el examen ni cagando… jajaja.

Bueno, llego el dia de hoy y estuve muy “aproblemao”. Luego de la poco suave consejería del profe de psico, me pregunte que mejor seria hablar con los agentes de Dios. Me fui al capu, nada. Intente contactar con el siempre chévere Zegarra, nada. Dios me había abandonado. (Horas antes había ido a la misma capilla a buscar sosiego y pedir divina sensatez, o algo parecido). Dije: ni modo, a la consejería de EEGGLL. La psicóloga me parece cortante pero, lo que se dice, fue la vida. Tambien cerrado. Era muy comico todo eso.

Luego de salir agotado y con cierto pesimismo de la facultad de teología, cuando iba en búsqueda de Zegarra. Me sobrevino la salvífica idea del ahora o nunca. Entonces dije, ta huevon. Hoy es. Y me dirigi decididamente a sociales para hablar con mi causa T.L.V., Huerta/Mercado, al que intentaba visitar por segunda vez (horas antes lo busque sin resultado alguno). Ya en el segundo piso de la facultad, en la oficina de profesores, vi, al momento que me dirigía al telefonito que contacta con el cubículo de profes, la melena gris de la profesora Cecilia Rivera, antropóloga y profesora que dicto el curso Cultura, identidad y nación en el mejor ciclo universitario de mi vida: 2011.II. Huerta.Mercado no contesta, me sentía desesperado y vencido. Procedi a la retirada. Antes de bajar, bueno, lo previsible, ¿no? ¡Vamos, carajo! Y asi termine en la oficina de Rivera. Una desahuevina muy a su estilo, o sea en la antípoda de la Malaga, me hizo convenir en la elección. Yo feliz de eso, feliz y y liberado, aunque, si, con dudas a medio disipar. Me iba, me iba de su oficina contento y agradecido.

Cerca del banco me encontré con una amiga, a la que le conte lo sucedido. Como buen ser humano se alegro con mi decisión. A la par que conversábamos, una robusta figura de hombre se acercaba. Un hombre robusto, de barba desali;ada, caminar que bien envidiaría un guapo de barrio (XD) y melena de un rubicundo magro. Era el mas mas de la facu de CCSS: Huerta;Mercado.

Con la confianza que el profe me concede, le solte todo mi rollo a medida que avanzábamos hacia las clases que iba a brindar. Le conte sobre el problema de elección, sobre la decisión, sobre cosas mias. Etc. Etc. Fue una conversa elegante, en medio de ella se aparecieron dos buenos compas, que a;adieron mas humor a la nota. Al final, cuando nos despedimos, me dijo lo que a cualquiera le gustaría oir pero asi nomas no se escucha: cualquier cosa que decidas, yo siempre estare ahí. Si, filin.

Tome el carro feliz, llego a casa, como, abro el periódico presuroso y he ahí una cosa que desentra;ara el misterio: en la contraportada una imagen de una profesional feliz por lo que hacia, viajera y trabajadora del Estado en un proyecto que cambia positivamente las rutas de los alumnos de zonas rurales. Estudiante de San Marcos, Grazia Ojeda, la persona de la que hablo, es antropóloga.



14/06/13

Pd: para darle mas pulso a las cosas me encuentro un querido profesor de  Derecho, que quizás es mas recordado por una carrera que, de repente, le da un mejor enfoque a las leyes: Penha Jumpa.


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