Ante lo que pasa en el Ejecutivo, es natural
que se hable de liderazgo. Hildebrandt, con toda su acidez y lucidez posibleS,
lo ha hecho en su última columna. “Nos ha traicionado PPK”, reclama. Y desliza
una posibilidad para su semanario: la instalación de una trinchera comunicacional
que abogue por el poder popular. Presten atención, sobre todo, dejando echar un
guiño, que en estos momentos se está llevando a cabo el Congreso de la Juventud
Comunista peruana. Espero, en ese sentido, una urgente crónica de los hechos.
Pero el tema de esto no iba
precisamente por ahí, sino que, en el semanario, Ricardo Velazco le hace una
entrevista a Julio Guzmán, el efímero pero potente outsider de este año que se
va. Me llama la atención la entrevista por cuanto Guzmán no deja de insistir en
liderazgos, convicciones, ideales y demás cosas ligadas a la coyuntura pero que
dejan el sinsabor de la pregunta: ¿Y Ud. Guzmán cumplió eso a rajatable durante
su campaña? Aún recordamos todos el expresivo titubeo en entrevista concedida,
en momentos cruciales, para El Comercio.
Guzmán muestra mucho empuje, sin
embargo. Y en ese sentido, responde bien; es decir, sacándole la vuelta al
asunto, como cuando el periodista le recuerda una “descoordinación” en su
actitud y Guzmán zafa. Es natural, anda en campaña. Está haciendo su juego. Y
si es real lo que dice, entonces demuestra que poco a poco el economista se
viene fogueando. Échenle un ojo, échenle los dos, a sus palabras: habla de la
creación de partido, valores, mística, cuadros. ¿Puede diferenciarse eso a lo
que dicen las izquierdas juveniles al respecto? Aquí otro ribete más para la
lucha ideológica, práctica.
Una última cosa: menciona, además
de la incapacidad presidencial para tomar decisiones –Guzmán le da vueltas al
asunto y es bueno para despertar ímpetus políticos- , la necesidad de un plan.
A todo esto, ¿qué podemos decir al respecto? Una muchacha agradable, días
atrás, me habló, en referencia al espacio en el que laboro: ¿y tienen un plan?
Desde hace tiempo, tanto ahí como en otros lugares, menciono con algunos
compañeros sobre la creación y necesidad de planes. Es fácil mencionarlo, ¿pero
qué condiciones deben tener los planes? ¿Qué naturalezas deberán tener? ¿Cómo deben
responder a sus contextos? Lo digo porque es sencillo hablar de planes. Suena
atractivo, ¿pero qué legitimidad se tiene para decir y hacer eso?
Indudablemente es un conocimiento técnico y político. No sé si Guzmán lo tenía,
pero sería bueno que aquellos que nos debemos a una chamba social tengamos en
cuenta este tipo de discusiones para, efectivamente, hacer más lograda nuestra
labor.
16-12-16
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