Es raro que no haya causado
revuelo en el Jr. De la Unión. A los limeños, que de sapos nadie nos gana, no
les llamó mucho la atención que en este concurridísimo jirón una nave
espacial se haya estacionado sin tener la molestia de avisar. ¿Qué será?
¿Cuestiones de solo ver el puntito luminoso en la oscuridad del cielo? ¿De eso
se trata la curiosidad cuando de ver a los amigos de E.T. se trata? Quizá era
porque el platillo no tenía la voluminosidad que desde las pantallas de la
ciencia ficción hemos creado. El platillo tenía las dimensiones de un Ula Ula
pero sí que se parecía a los que Hollywood nos tiene acostumbrados solo que en
nivel micro, micrísimo. Un hombre de 31 años lo manipulaba. Esa confianza entre
el ser humano y los extraterrestres era lo que probablemente hacía que la rutina
no ceda. El platillo, cabe mencionarlo, no despedía luces resplandecientes, ni
de él salían figuras en pos de conquistarnos. No. De él salía un sonidito
finísimo al que se le debía prestarle mucha atención. Pero el comercio del
lugar lo opacaba. Y también las autoridades de la zona que no dejaban que el
platillo nos comunique su mensaje.
Un instrumento salido del
viaje y que salió de viaje
De platillo volador solo tenía la
forma. En realidad, era un instrumento hecho por manos humanas. Se llama
Handpan y aunque es parte de la generación Y y creación de unos suizos que se
fueron por el mundo en busca de nuevos sonidos allá por el año 2000, el Handpan
lleva la fuerza milenaria de tres culturas inabarcables pues tres son los
instrumentos oriundos de Japón, África e India y Centroamérica que le dan forma
y tradición. El Gong, un platillo inmenso y que viene a la mente cuando se daba
inicio a las forjadoras peleas de Gokú en el Torneo del Dragón con el golpear
de su núcleo, es la parte visible de este instrumento 2.0. A sus alrededores
encontramos los still drums que son múltiples cavidades en donde están las
notas musicales y es originario del Caribe. Uno ve la parte superior del
Handpan y pareciera estar frente a un fortísimo caparazón o ante un escudo de
algún espartano con esteroides de 300. En la parte inferior, se encuentra el
Udú, o lo que podría serlo, pues el Udú es una olla de barro que se utiliza en
el África o la India para hacer música. El Udú del Handpan es de férreo metal y
transmite una melodía muy diferente a los otros componentes del metálico platillo.
Por el handpan confluyen varios metales. El que aterrizó en Lima esta noche
tiene entre 20 o 30 metales, aunque para un señor de unos 50 años que escuchaba
el sonido el material solamente consistía en cobre quemado.
De cara a la realidad
Ese es Daniel Puerta Perdomo,
colombiano de 31 años, músico profesional y que va a Uruguay por una razón
especial: aprender candombe, el ritmo traído por los negros y que hace
repiquetear las orejas y caderas. Puerta, hombre de mediana estatura, cabello
corto y barba crecida, viaja desde hace 5 meses tocando, aprendiendo y viviendo
de lo que hace. Estuvo cuatro meses de “empleado” al alcanzar la mayoría de
edad en una empresa de fumigaciones y se dio cuenta de que chambear para otros
no era lo suyo. Lo que es de él es una vida itinerante de artista que “sí, no
es para todos”. Además de conocer los modos de vida por donde pasa, lo
confronta. Ha estado por Ecuador y en uno de los tantos lugares en el que
estuvo compartiendo momentos con gente de otro sitio se mostró en desacuerdo
cuando la gente hablaba de su país como un sitio invivible, intransitable y en
donde todo (lo malo) puede pasar. “¿Pero y eso de los carteles? ¿Eso del Cartel
de los Sapos?”. “!Pero si eso es una novela, man! ¿Cómo puedes decir eso?”.
Puerta siente que la misma percepción hacia los colombianos tenemos aquí. Esto
no se debe a que somos países hermanos sino a que los grupos televisivos se han
puesto de acuerdo para transmitir cosas ajenas a la realidad o que la nublan. En
especial, esto lo tiene indignado pues tal como sucede en el Perú, en Colombia los
medios de comunicación están en poder de dos grupos poderosos. Felizmente,
Puerta no estuvo por estos lares cuando El Patrón del Mal la rompía en la
sintonía. Pero de ser así, igual hubiera estado “tranqui”.
Daniel es un tipo sencillo, que
fluye y contagia buena vibra no solo con el sonido de su handpan sino con su
voz de niño. Por ejemplo, da gusto verlo cuando mientras toca lanza risas y
achina sus ojos y expresa su agradecimiento cuando alguien le colabora. Las
monedas que la gente le lanza gustosa se mezclan con los pesos colombianos que
ritualmente Daniel pone en frente a él en otro inmenso platillo que está
cubierto por una pashmina turquesa.
Él no pudo cambiar esos pesos pero no tenía por qué botarlos: de alguna forma
su tierra va con él, y le da suerte. Además de eso, cuando ve a otros músicos callejeros como él los apoya con monedas. "Cuando hay, apoyo". Una argentina con violín y un paisano suyo que tocaba guitarra suyo fueron los receptores de la solidaridad gremial de Daniel. El aura y la seguridad que Daniel tiene parecen provenir de un amuleto que le dio su madre antes de
partir y que tiene forma de gato, según dijo la artesana que se lo vendió. Ajustado al cuello, este gato le garantiza curiosidades sin temor a represalias.
El músico itinerante que huye
del ruido
Para tocar el handpan y para que
lo escuchen cuando informa sobre la historia y virtudes de su instrumento,
Daniel necesita de un espacio donde no haya mucho ruido. Él lo encontró en la
Alameda Chabuca Granda minutos después de ser invitado a retirarse por una
agente del serenazgo en el Jr. De la Unión y también luego de haber presenciado
como una señora defendía que se quedé ahí enfrentándose a la agente del
serenazgo. La señora tenía motivos para hacerlo: su hija que la acompañaba
estaba en los primeros pasos de su aprendizaje musical en percusión. En Chabuca
Granda el chiquito vivaz y preguntón que por ahí nomás vivía se perdió en una
feria apostada en los anfiteatros del lugar.
Había mucha gente en la Alameda y
una parte habilitada como por obra de gracia para él. Daniel se sentó en su
sillita plegable, puso el platillo de monedas colombianas y en sus faldas el
handpan. Detrás de él se veía la cruz del Cerro San Cristóbal y más arriba la
luna que gobernaba la noche echaba su energía. La música que por ratos sonaba a
Oriente y que cualquiera hubiera confundido con una guitarra empezó a sonar. No
tardó mucho como para que a su alrededor se forme un nutrido grupo de personas
que miraban el espectáculo. Un hombre tenía frente a sí un inmenso platillo y
lo tocaba con la habilidad de los que saben. Las extremidades superiores para
eso servían y solo faltaba que con el hombro toque la superficie. Los dedos
hacían la mecanografía musical.
Una pareja de policías, que si de
haberlo encontrado en el Jr. De la Unión, le habrían metido miedo, se quedaron
igual de sobrecogidos que el público. Lo escucharon y amistosamente
colaboraron. Las fuerzas del orden no fueron barrera alguna para que este
artista de la calle siga deleitando con su repertorio, sino un niñito con
sombrerito de salsero de unos 4 o 5 años que tras haber jugueteado al
equilibrista en uno de los muros de la Alameda, se acercó al músico y escupió
en el ovalado estuche del handpan. Daniel le señaló con mucha seriedad lo que
hizo. Al final del espectáculo, se reclinó frente a él y le explicó que hacía
mal. La madre del pequeño le pidió que se disculpe pero él estaba absorto. “Yo te
disculpo todo lo que quieras pero si no comprendes por qué lo estás haciendo de
nada vale”. Mirando a una señora que estaba sentada a su costado y que tenía
una lliclla, prosiguió: “no creo que me entienda a esta edad”.
Este músico, recién llegado a la
capital, anduvo reconociendo el lugar. El Jr. Trujillo, cerca al portentoso
Puente Trujillo, será el próximo lugar en donde toque el handpan pues necesita
de monedas “pa’ que la nave coja vuelo”. Por el momento, se queda en un
cuartito en la Av. Tacna. Un espacio particular
pues le recuerda un edificio de su natal Colombia al que odiaba y en el que
paradójicamente vive hoy. Le tiene animadversión por el recuerdo y también por
el ruido de los cláxones de esta transitada avenida. Así la nave no logra
entrar en conexión, pues.
(Para que escuche el handpan: http://www.youtube.com/watch?v=xk3BvNLeNgw
)
15-01-13
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