Cuando hoy todas llevan falda a
la usanza hippie, ella, antes ya, solo buscaba generar tertulias entre la tela
de las faldas verdaderas y sus piernas entretenidas de danzas deliciosas; hablo
de esas faldas largas y floreadas que no por ello necesitaban de besar el
suelo. Usaba, ella, unas sandalias frenéticas, marrones, no ajustadas, que le
daban el pretendido viento a sus pies. Ella… Ella llevaba el pelo suelto,
ensortijado y un top, feble polo de mangas recortadas, sostenido por tiras, que
era igualmente de un color caduco, marrón claro, signo del deliberado uso.
Y cuando digo que antes ella y
hoy otras, no quiero decir que sea hippie. Antes, ella era lo natural, hoy
vestir de esa manera, quiero juzgar, es símbolo de moda, de anhelar la
pertenencia a algo. Antes, lo veían mis inquisidores ojos públicos, poquísimas
eran las que vestían así. Solo se le ocurría a ella, que no quería jean pegado
sino prendas de comodidad; no quería zapatillas Nike o Converse sino apenas
unas sandalias.
Correcto, que lleguen las andanadas
de críticas, que esto, que lo otro. Adelante, empecé mal con lo de hippies. Sí,
sí. Todos somos naturales. Vale…
Pero ella era enamorada del mar y
bajaba a socorrerse y a socorrer sus olas y a caminar solitaria entre la arena
prodigiosa para atenuar su pena y caída en la tristeza. Iba a la playa a
congraciarse con el sol y su luminoso devenir que atrapa a las melancolías. Iba
y el marítimo viento la desplegaba. Podría decirse que su cuerpo andaba
materialmente con nosotros pero hacía mucho ya que su alma vagaba
desinteresadamente por las nubes. Podría mimetizarse con el paisaje, hacer que
su voz no sea otra cosa que el rumor pudiente del mar. Incluso su caminata por
la ruta de piedras y bancas era una iluminación; su devenir sincero como un
pasaje de flores prodigiosas y pétalos dignados a viajar por aéreas corrientes
de soplos vastos. Con mucho de niño y con mucho de ingrato y otras cosas yo les
digo: “A ver superen eso, ladys naturalas”.
(Comentario de un adolescente
aguijoneado de dolores inmaduros, visitante de la antigua dimensión del mar; comentario encontrado en una hoja de árbol caída por la ley de la gravedad otoñal).
https://www.youtube.com/watch?v=Mnocb6iwHGY
13-05-15
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